Pútrido Mike: "Gran parte de mi obra ha sido atacada en redes sociales". Artes plásticas.
El artista Pútrido Mike expone su polémica obra, un cóctel de interesantes figuras deformadas, monstruos, pesadillas y siniestras formas nacidas de nuestro propio subconsciente.

Sobre mi obra
Siempre me ha asombrado la capacidad que tenemos para ignorar el dolor ajeno. Cómo el ser humano se vuelve inmune a los crudos contextos individuales que forman a su vez el marco general que es el sistema en el que se desarrolla nuestra especie.
Pensar en todas las realidades individuales que ignoramos por desconocimiento, falta de medios o de simple y llana empatía es abrir una ventana a las atrocidades que la naturaleza artificial (la humana, la sociedad, el estado de bienestar) trata de forma encubierta mantener cerrada a cal y canto por varias razones que a priori pueden resultar confusas y controvertidas.
La felicidad, el amor (tóxico en muchos casos debido a nuestro pésimo entendimiento colectivo) y la alegría han sido ordeñadas, sobreexplotadas y consumidas por la humanidad hasta dejar en su lugar una masa amorfa y acomplejada de vacío, depresión y ansiedad.
El problema que a mi parecer nadie vio venir (o quizás decidimos ignorar), fue tan simple y evidente que solo
precisó de esconderse a la vista de todos para infiltrarse en nuestro día a día; cada acción genera una reacción
igual y opuesta a sí misma. De esta forma, al ignorar o negar el horror, o lo que es lo mismo; censurarlo mediante la inyección sistemática de felicidad vacía o filosofía "mr wonderful" (primera y última vez que acuño
este término) abrimos la puerta del subconsciente a la posibilidad del concepto opuesto, algo similar (muy a
groso modo) a cuando tenemos frío y pensamos en la sensación térmica opuesta que sería el calor (claro que
en el contexto de este pequeño ejemplo, el concepto opuesto es objeto de deseo y no de sufrimiento).

Esta forma de atajar las realidades que pueden no ser de nuestro agrado, no genera sino degradación a nivel colectivo al querer negar una parte de la naturaleza tan elemental como lo son los momentos de felicidad y gozo; la violencia, el odio y la sangre son parte de nuestra esencia tanto como lo anterior, y siempre he reflexionado sobre la necesidad que tenemos de exteriorizar todas y cada una de nuestras voluntades de una forma sana y consecuente (incluso las más nocivas).
El arte juega un papel fundamental como válvula de escape a muchas de estas voluntades que en otros ámbitos de nuestra vida, sería imposible saciar sin comprometer la integridad de quienes nos rodean. Con él, podemos expresar realidades que ocultamos en nosotros mismos a ojos de los demás, podemos dar voz a otras realidades ajenas a la nuestra que la mayoría (por incomodidad o miedo) pretenden ignorar, y podemos reivindicar la innegable e inmoral belleza implícita en lo brutal con tan solo un lienzo y un par de pinturas (ojo, y también es digno de elogio reunir la suficiente habilidad comunicativa y expresiva como para horrorizar al prójimo si ese es el efecto que se persigue producir en terceros).
Sin embargo, el cruel y tiránico imperio de lo políticamente correcto lleva largo tiempo tratando de engullir todo lo que no le parece lícito bajo la falsa creencia de que censurando al mal, este desaparecerá. No quieren entender que el horror cuenta con su propia economía sumergida, para nada regulada por moralidades o sentidos comunes de ningún tipo (echad un ojo a ciertas páginas de Internet y entenderéis de lo que hablo).
Yo mismo he visto como gran parte de mi obra ha sido atacada en ciertas redes sociales (en las que por fortuna pero no por voluntad propia ya no sigo presente) por no "agradar" a ciertos individuos en grupos de arte y
pintura. Sin embargo han sido estos defensores de la pulcritud y la moralidad quienes en varias ocasiones han
protagonizado bochornosos episodios al no haber visto saciada su hambre censora simplemente con mis obras,
pues muchos de ellos venían con amenazas e insultos buscando aún más de mí por privado, porque según ellos
(y cito textualmente): "Los tarados como tú no hacen arte, te cortaría las manos".

Más allá de lo lamentable que resulta ser insultado, amenazado y expulsado de grupos de arte (donde se supone que debería primar la libertad artística al margen de los gustos personales de cada uno), no puedo sentirme sino reconfortado por el hecho de que mi obra cumple su cometido; generar repulsión, intimidar, incomodar al espectador y por encima de todo, atraerlo y fascinarlo de igual manera que la fruta prohibida del árbol del edén (en estos términos, debo reconocer sentirme empoderado y lleno de orgullo al poder afirmar que SOY LA SERPIENTE).
Otra curiosa observación sobre el caso anterior, es el hecho de ver cómo mi hipótesis de las reacciones iguales y opuestas termina confirmándose con la enorme mayoría de casos de esta índole en los que me veo envuelto, ya que los paladines de la justicia social (y lo digo en base a mi experiencia) son casi siempre quienes terminan increpándome por privado, y es bastante común que el único perjudicado en estas disputas acabe siendo ineludiblemente un servidor (puesto que se me ha expulsado sistemáticamente de dos de mis tres redes sociales más recurrentes en base a denuncias por contenido, según dichas redes para "proteger a la comunidad" de mis dibujos). En fin...
No soy quién para juzgar lo que está bien y lo que está mal. ¿Quién tiene la autoridad moral más allá de las pequeñas tiranías que pueblan el panorama Online? ¿Quién está por encima del bien y del mal para juzgarnos? ¿Existe tan siquiera el mal y el bien?
Mi obra a fin de cuentas no resuelve ni resolverá ninguna de estas cuestiones.
Mi obra es un espejo, un reflejo de otras realidades, internas y externas, ajenas y propias. Una ventana a
conceptos que cada uno debe interpretar a su manera y según su criterio, pues el mismo reflejo es siempre percibido de distinta manera según quién lo mire, y personalmente, es muy divertido ver quién percibe la forma
del bien, y quién reconoce la figura del mal en el mismo lienzo. Dice mucho de como funcionan las mentes de
quienes observan a mis queridos retoños...

Biografía

Editado por Iván T.